A pesar de que el mayor atractivo de la gente cuando viaja a Londres, por ejemplo, sea visitar el Palacio de Buckingham o la Sagrada Familia en el caso de Barcelona, paradójicamente lo último que hacen es comprar su entrada, y aún más irónicamente, prefieren hacer cola para adquirirla en el mismo lugar.
Sin embargo, esta tendencia está cambiando rápidamente. En el año 2019 las ventas en el canal online aumentaron un 22% en comparación al canal offline, que creció solo un 6%. Ahora más que nunca, los viajeros exigen seguridad y comodidad, especialmente en el caso de las grandes atracciones turísticas y espectáculos en los que existe un riesgo muy alto de que se agoten las entradas.
Los billetes de avión, las habitaciones de hotel e incluso los traslados se compran primero y casi exclusivamente de forma online, quizás porque casi el 100% de los vuelos y el 80% de las habitaciones de hotel de todo el mundo se pueden reservar por Internet. Pero cuando se trata de las actividades en el destino, solo alrededor del 21% del total de entradas, excursiones y actividades están disponibles a través del canal online.
Aún queda mucho camino por recorrer. Sin embargo, el sector se está poniendo al día a marchas forzadas, ya que existe una enorme oportunidad de negocio aún por explotar. Las estimaciones varían, pero una cifra consensuada valora el mercado de las entradas, las visitas guiadas y las actividades en unos 250.000 millones de euros, lo que significa que casi 200.000 millones de euros siguen sin estar online.
Y es que la revolución digital no ha hecho más que empezar. Dentro de unos años, el sector será muy diferente de cómo lo es en la actualidad.
Pero ¿cuál es la barrera que existe aún en el nicho de las atracciones tradicionales como la Torre Eiffel, el London Eye o otras más pequeñas como un operador de senderismo en Turquía? ¿Qué tipo de tecnología puede ser capaz de digitalizar todo el ciclo del viaje?
Sorprendentemente, no está sujeta a ninguna fórmula mágica. De hecho, ni siquiera es necesario reinventar la rueda. El modelo de distribución y de venta debería funcionar de forma muy parecida a como lo hacen los GDS, los bancos de camas, los PMS y los Channel Managers actualmente en el sector de la aviación y la hostelería.
En primer lugar, es necesario que los operadores de todos los tamaños adopten los sistemas de reserva y las API que los conectan con las principales agencias de viaje online, los distribuidores y los proveedores tecnológicos de la industria. Gracias a la nube y a una nueva generación de software, esta transición es casi ya un hecho.
Fuente: smarttravel.news
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