1) Como consecuencia de la gestión del COVID-19 y de la crisis económica en cada país, pueden aparecer focos de inestabilidad social y política, sumado a un aumento de criminalidad y xenofobia, por lo que es recomendable definir matrices de escalado, revisar planes de evacuación, reforzar la formación en seguridad de los empleados y realizar ejercicios de simulación.
2) Capacidades mermadas del sistema sanitario en el país destino de expatriación, por lo que es clave la prevención, monitorización de la salud, reforzar la formación en COVID-19 y otros riesgos, revisar planes de evacuación sanitaria debido a las dificultades en los transportes aéreos y terrestres.
3) Consecuencias psicológicas del confinamiento y teletrabajo, donde recomendamos implementar servicios de apoyo psicológico en línea, formación en mejores prácticas de teletrabajo, y un contacto más frecuente con la dirección.
4) Revisión de Procedimientos de Viajes ante la nueva normalidad, en la que cada viaje debe ser cuidadosamente estudiado, tanto en su aspecto sanitario por la relevancia del COVID-19, como en el logístico (permisos, cuarentenas, alojamientos, transportes, consecuencias en caso de accidente o enfermedad grave…), como el de seguridad (si hubiera deterioro por la crisis).
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