Y no. No será de pie como quisieran algunas aerolíneas.
Es posible que la evolución aérea no sea tan evidente desde el punto de vista del pasajero, pero los cambios en aviación en los últimos años han sido muy significativos: la mejora de la eficiencia del combustible, disminución de ruido, nuevos diseños de cabinas y, cómo no, todo lo que concierne al lujo, se han convertido en los grandes tótems aéreos. ¿Qué depara al mundo de la aviación en los próximos años? Tal vez no resulte tan complicado averiguarlo.
Dos son las palabras que más resuenan en la aviación del futuro: tecnología y sostenibilidad. Comenzando por este último y tras la presión mediática de concienciación sobre el cambio climático, sin mencionar el movimiento de «vergüenza de volar», parece que las aerolíneas son hoy más conscientes que nunca de la emisión de carbono, lo que les ha llevado a tomar medidas, algunas precipitadas y otras necesarias, para convertirse en una industria más sostenible. Cabe destacar que si la industria de la aviación fuera un país, se ubicaría entre los 10 principales emisores de dióxido de carbono (CO₂) del mundo. Las emisiones de la aviación han aumentado en un 70% desde 2005, y a medida que crece la demanda en los países ricos y pobres, se prevé que aumenten entre un 300% y un 700% para 2050. Algo que, según los expertos, el planeta no podría soportar.
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NUEVA EXPERIENCIA DEL PASAJERO
Si hoy por hoy el pasajero se muestra más que encantado con poder ver una película o su serie favorita en la pantalla del asiento delantero, lo que depara la experiencia de vuelo en el futuro va a resultar extra motivador. La experiencia de entretenimiento a bordo apunta a apuestas tan insólitas como la realidad virtual, lo que permitirá al pasajero estar en una sala de cine o en un estadio de fútbol sin moverse de su asiento en el avión. Adiós pantallas bidimensionales, adiós. Pero antes de embarcar, las tendencias apuntan a que el viajero aéreo del futuro podrá explorar tiendas y realizar compras utilizando aplicaciones de fidelización de aeropuerto habilitadas para teléfonos inteligentes. Y los controles se harán biométricamente. La aplicación de teléfono inteligente de la aerolínea le informa qué número y a qué hora necesita ir a la puerta, algo que hoy por hoy es ya posible con algunas aerolíneas como British Airways.
Un asiento inteligente que reconozca al pasajero que lo ocupa, ventanas aún más grandes (las del Boeing 787 y las del A350 ya son considerablemente más amplias que las de otros modelos de avión) o una presión de cabina más alta (más aire en los pulmones, más humedad y un ambiente a bordo más cómodo) son otras de las tendencias irremediables. Menos mal.
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BIG DATA PARA TODOS
No es el futuro. Actualmente, el análisis avanzado de datos está ya cambiando la forma en que operan las aerolíneas, haciéndolas más eficientes y reduciendo considerablemente los costes. Pero hay más. El estudio del comportamiento predictivo de aviones y pasajeros hará que en un futuro, a pesar de que se vuele más, también se vuele mejor; o lo que es lo mismo, habrá menos retrasos y cancelaciones. Los análisis de datos avanzados están sirviendo para que las aerolíneas optimicen al máximo sus vuelos, desde el mantenimiento de un motor hasta el ahorro del combustible y también para mejorar la experiencia del pasajero a bordo. En Air France, por ejemplo, ya utilizan el big data para “conocer mejor a nuestro pasajero, para saber si ha tenido una buena o una mala experiencia con nosotros y para poder personalizar nuestra oferta al milímetro, sea un viajero de business o de turista”, confirma Almudena López-Amor, directora de comunicación de la aerolínea, y continúa: “interpretar esos datos nos ayuda a ir siempre un paso por delante, a ofrecer lo que quieren o necesitan”, finaliza. El futuro es hoy.
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